Por Ana Gutiérrez, Foto: Gonzalo López de Yahoo/Deportes.
La cultura mexicana está basada en guerreros invencibles que lucharon a muerte por la causa que a ellos convenía, buscando salir siempre adelante aún cuando se topaban con la misma muerte, de frente, no bajaban los brazos para demostrar la valentía, garra, coraje, fuerza y audacia que los trasformaba en hijos consentidos de los dioses aztecas.
Es por eso que México encontró en la lucha libre que la gran Tenochtitlan tenía vida y estaba bien representada por Sangre Azteca, un luchador que representa a ese guerrero que siempre ha superado las batallas más dolorosas, sobreponiéndose a las lesiones no lo han podido derrumbar.
El Hijo consentido de Tonatiuh llegó a la lucha libre sin el respaldo de alguien que lo apoyara en este deporte, buscando por méritos propios trascender y mantenerse en el gusto de los miles de aficionados que día a día esperan verlo en los cuadriláteros de las diferentes ciudades o países donde se ha presentado. Prueba de ello fue la que vivió el pasado domingo 16 de noviembre al reaparecer, después de tres meses de estar inactivo (debido a una lesión en la rodilla izquierda) en el escenario más importante de la República Mexicana: ¡La Arena México!
El emperador mexica regreso a su imperio, el Templo Mayor con una nueva indumentaria que sorprendió a propios y extraños, los cambios a su máscara dejaron en la perplejidad hasta a sus enemigos que ya lo esperaban en el cuadrilátero para comenzar con la batalla que no pudo ser coronada con la victoria pero que confirmo que el luchador que ha viajado 6 veces a Japón, que ha sido Campeón Nacional Welter, Campeón de Parejas del Edo. De México y Campeón Nacional de Tercias está de vuelta con la protección del Dios Mictlantecuhtli el señor del inframundo para refrendar su estatus de guerrero y arrebatar lo que por derecho le corresponde en el vasto mundo de la lucha libre.


