El Cavernario Galindo, salvaje de los encordados

Por Teo Cuenca:

De niño, uno escucha muchas historias fantásticas de luchadores, que cuentan tus familiares más grandes, en este caso mi madre y mi abuelo, contaban de un luchador mexicano, conocido por su fiereza y brutalidad. Este hombre, el cual parecía traído al presente de la época de las cavernas, su nombre lo decía todo, El Cavernario Galindo.

Contaban una anécdota en especial, un día el Cavernario se enfrentó al rival en turno, pero este tipo en especial, aparte del miedo que sentía por el salvaje combatiente, llegó con un arma secreta para terminar con su némesis; traía consigo, una serpiente. Para sorpresa del público “El Cavernas” como era su apodo, lejos de temerle al peligroso reptil, cuentan que lo tomó entre sus toscas manos, y de una mordida, partió a la mitad aquel ofidio. El público  de inmediato quedó asombrado, atónitos, ante aquellas escenas.

Si bien esta es la historia que cuentan mis ancestros, no está muy alejada de la realidad, el Cavernario existió, tiene una pegajosa canción con su nombre, la cual lleva el párrafo pegajoso de “Santo, El Cavernario, El Blue Demon y el Buldog” fue una de las más grandes figuras de la época de Oro en la Lucha Libre mexicana.

Famoso por arrasar con sus oponentes, utilizando su mandíbula en cada oportunidad que tenía, haciendo honor a su nombre, y comportándose como un verdadero hombre salvaje. Su nombre verdadero era Rodolfo Galindo Ramírez, nació el 27 septiembre 1923 a 19 julio 1999, además de ser uno de los más brutales luchadores, fue actor de cine, haciendo varías películas de villano, pues era natural la violencia que reflejaba el duro gladiador.

El Cavernario moriría el 19 de julio de 1999, a los 75 años de edad, quedaría en el recuerdo sus grandes enfrentamientos con las estrellas de la época, luchadores como El Santo, Blue Demon, Black Shadow, entre muchos otros, sufrieron alguna vez los duros ataques de la bestia en la que se convertía Rodolfo Galindo. El Cavernas dejaría como legando su gran llave, “La Cavernaria” que consistía en tirar de cara al piso al oponente, y luego poner rodillas a la espalda del oponente, para jalar de la mandíbula hacía el lado contrario, causando terribles dolores en la espina dorsal. Castigo propio de un sanguinario combatiente como lo era Rodolfo Galindo El Cavernario.

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